El estudio del silencio muestra otras posibilidades de interacción humana que se creían excluidas al callar. Esta dimensión lacónica del lenguaje posibilita una fenomenología de las formas de expresión que incorpora el mundo de lo implícito y supera el privilegio que ejerce la palabra verbal-explícita en nuestros procesos de comunicación. Muchos de los enunciados de la lengua ocultan otros que les dan sentido. Además de aparecer como privación verbal, como ausencia de habla o artificio de la economía lingüística, el silencio es una manera de pensar y de comunicar. Es el saber compartido, el mundo implícito de los hablantes. Este juego de silencios, mediante el cual transmitimos pensamientos e intenciones sin necesidad de enunciarlos directa...