El trabajo cuestiona la capacidad hermenéutica de la filosofía en su tarea de analizar películas, sosteniendo que tal capacidad dejó de ser apropiada para hacer surgir el sentido y la verdad de obras cinematográficas. Se argumenta que una capacidad interactiva y “performativa” sería más adecuada. Obras cinematográficas como las de David Lynch ayudan a entender este paso metodológico y temático desde la noción interpretativa de la verdad hacia la noción interactiva de la misma, al construir filmes que se configuran como “imposibles hermenéuticos”. El artículo contiene una auto-crítica a la propia actitud hermenéutica aún asumida en mi libro Cine: 100 años de filosofía, de 1999. ________________________________________________________________...