Se trata de una representación de la Virgen María en su advocación de Virgen de la Antigua, tan arraigada a la tradición católica de la ciudad de Sevilla. En la pieza se sigue el modelo iconográfico promulgado a partir de la copia de la representación de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla. Así, se representa a la Virgen de pie, vestida completamente de blanco -túnica blanca y manto blanco con reverso rojizo, que cubre su cabeza y hombros- y sosteniendo en su brazo izquierdo al pequeño Jesús -vestido con túnica azul. La Virgen porta en su mano derecha una rosa que alude a uno de los emblemas marianos. Su rostro es de una belleza sobrenatural, de rasgos estilizados y elegantes, inmersa en sus pensamientos y con un rictus de dol...