Se trata de una escultura que presenta una peana circular y recta que soporta un montículo rocoso en el que se imita un aspecto natural y donde aparecen vegetales y moluscos. En su cúspide aparece la representación de San Sebastián atado en un madero recibiendo el martirio. En concreto, sólo aparece la figura del santo totalmente desnudo, salvo un paño de pureza muy plegado que oculta sus vergüenzas. Su postura es muy grandilocuente, retorcida y gesticulante, potenciada por presentar sus brazos atados al tronco trasero, con el derecho expandido hacia abajo y el otro dirigido hacia las alturas. Su rostro es el de un joven imberbe, de cabellos ondulados y oscuros, que mira hacia el cielo con un gesto suplicante ante el dolor que le infieren l...