Se trata de una representación de San Bernardo en tres cuartos, girado ligeramente hacia la derecha y con un fondo arquitectónico y oscuro, donde en el lateral derecho se abre un gran ventanal donde se divisa un lejano paisaje montañoso. El santo aparece ataviado con su blanco hábito cisterciense, portando con su mano derecha el báculo de su condición de abad de la orden y con la otra un libro cerrado. Igualmente en un lateral, aparece la mitra con ribetes dorados. Su rostro es el de un hombre joven, imberbe, con rasgos delicados, boca carnosa, nariz larga y afilada, ojos pequeños y amplia calvicie frailera