Se trata de una composición partida en dos zonas diferenciadas, una inferior y terrenal, donde se sitúa el santo arrodillado junto a una oveja en un ambiente natural, y otra superior con un rompimiento de gloria donde hace acto de presencia un arcángel y varios ángeles revoloteando en el ángulo superior derecho. El Santo aparece ataviado con el hábito marrón franciscano. Gesticulante, adelanta la mano derecha hacia el espectador mientras que la otra se la lleva al pecho, alzando igualmente la cabeza hacia las alturas en un acto de piedad y misticismo. Se le representa como un hombre anciano, con larga barba canosa y poblada, y con la capucha de su hábito cubriéndole la cabeza. El ángel por su parte se muestra en movimiento, vestido de solda...