Pintura sobre tabla en la que aparece la Virgen María sedente sobre un trono de mármol sostiene al Niño Jesús en sus brazos. En el tercio superior, se encuentra la parte celestial con dos ángeles que sostienen la corona de la Virgen quien le está dando de amamantar al Niño Jesús. La Virgen está representada con un nimbo resplandeciente y ribeteado por querubines. Está velada en su cabeza, vestida con una túnica rosa y un manto imperial de terciopelo verde, el Niño se encuentra tapado por una veladura blanca. En la parte inferior, se aprecia que el trono está sobre una alfombra con dibujos simétricos y con una tonalidad roja y negra. Sobre ella y dispersas una variedad de flores que aluden a la pureza de la Virgen