Huida a Egipto; Pinturas murales

Composición pictórica ubicada en el muro de la epístola de la iglesia conventual de Santa Clara, colocada entre dos columnas fingidas, en el cuarto intercolumnio a contar desde el altar mayor hacia los pies del templo. Está ubicada en la parte alta del citado intercolumnio, ocultada ligeramente su parte inferior por el remate de un retablo de madera tallada, y se enmarca mediante marco fingido de madera con una amplia moldura externa lisa azul oscuro, fino molduraje interior ribeteado en dorado y golpes de talla dorada en centros y esquinas. La escena representada es la Huída a Egipto, que forma parte de la vida de María y ciclo de la infancia de Cristo. Tiene lugar este episodio en un paraje natural, junto a la ribera de un río que aparece reflejado en la franja inferior de la composición, y un camino de tonos ocres, con un fondo lacustre a la izquierda y arbolado en la línea del horizonte, un poco más abajo del centro del cuadro. Sobre el horizonte, destacan un gran árbol a la izquierda y una palmera a la derecha sobre un celaje entremezclado de claros y nubes. La representación muestra el afable caminar de la familia sagrada acompañada de ángeles. Un querubín ubicado de espaldas, con pañales en la cintura, a la izquierda de la composición, toma la brida del asno de perfil que lleva sobre su grupa a la figura de María, y que ocupa casi todo el centro del cuadro. Colocada junto al cuello del animal y detrás de él, se recorta la figura del patriarca San José, en actitud caminante, vestido como peregrino con botas, calzas, chaleco oscuro, camisa blanca y manto ocre sobre los hombros, apoyando en el hombro derecho una vara o báculo, mientras vuelve el rostro hacia su esposa. La Virgen María va sentada a la grupa, casi de frente, vestida con túnica roja y manto azul cubriéndole hombros y regazo, con una toca clara sobre la cabeza. Entre su brazos lleva al Niño Jesús, envuelto en una manta dorada, mientras extiende en cruz los brazos. Un ángel de perfil vestido con túnica rosada camina junto a la grupa del animal, colocado delante de él, y asiste a la Virgen, apoyando sus manos sobre la pierna de la Señora. A las espaldas de María y junto a la palmera del fondo, un angelote se apresta a acercar una corona de flores, y, en fin, dos cabezas de querubes aletean sobre la efigie de San José