Nos hallamos ante una escultura de candelero que únicamente mantiene talladas la cabeza y manos. Así, mientras el cuerpo se compone de una estructura a base de listones de madera y los brazos articulados se desbastan someramente, las manos presentan una estructura muy de peine de gran abertura entre los dedos y la cabeza se distingue por su frontalidad e hieratismo. De mirada absorta y profunda, y gesto de muy leve sonrisa, el rostro de la Virgen se caracteriza por exponer unos volúmenes redondeados y planos curvos en zonas como las cejas, ojos, nariz, barbilla y pómulos. La policromía denota unos tintes blanquecinos y rosáceos -estos últimos concentrados en los pómulos- que imprimen un carácter alegre a las esculturas