En un ambiente de luminosidad tenebrista, con fondo sumido en la penumbra y enmarcado por amplios cortinajes laterales de color grana, se presenta -cual si de una aparición teatral se tratara- la figura de Jesús en el momento iconográfico en que lo azotan atado a la columna. Totalmente descontextualizado, Jesús aparece de pie, con un escorzo que lo distingue en tres cuartos y una posición ciertamente forzada debido a la escasa altura a la que lo atan. De tosca anatomía, no muy conseguida en sus volúmenes y detallismo, el desnudo se ve interrumpido por un aparatoso y embrollado paño de pureza atado con moña en la cadera derecha y jalonado en toda la superficie -al igual que en el cuerpo- por abundantes rastros de sangre. Su posición al abraz...