Obra pictórica que presenta un marco dorado con dos penachos, uno inferior de formato triangular y compuesto por una carnosa rocalla, y otro superior más grande con una gran rocalla central y dos tornapuntas aveneradas laterales que despliegan hasta los extremos. La pintura presenta la figura de medio cuerpo de Cristo cargando con la Cruz. Jesús abraza amorosamente el madero, con una espiritualidad fuera del patetismo y más bien dentro de esa línea dulce y devocional propia de este tipo de obras para el culto popular. El dibujo es bastante correcto y su pincelada muy rica en matices de claroscuros que le confieren una mayor expresividad. Sin duda, se trata de un buen ejemplo de la pintura final del Barroco que sigue iconos anteriores de fue...