Presentación de la Virgen en el templo

El tema de la Presentación de la Virgen en el Templo, derivado de los Evangelios Apócrifos y potenciado durante la Edad Media por la Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine, fue rechazado en el siglo XVI por la Iglesia, que llegó a suprimir su festividad. Sin embargo, restablecida ésta a finales de la citada centuria, fue un tema frecuentemente representado en el arte. La escena que nos ocupa se trata de una representación que, en lo esencial, sigue la ortodoxia iconográfica defendida por algunos teóricos, caso de Pacheco en Sevilla, que propuso como modelo a seguir los textos del Padre Ribadeneira. Así, vemos que la Virgen asciende sóla, sin ayuda, hacia el Sumo Sacerdote Zacarías, que la espera con los brazos abiertos, respaldado por dos personajes masculinos. Sin embargo, el pintor ha reducido arbitrariamente el número de peldaños, que no son ya los quince representados habitualmente simbolizando los quince salmos. Al mismo tiempo, según es habitual en esta escena durante el Barroco, ha introducido detalles anecdóticos que "rebajan'" el carácter religioso de la escena; caso del harapiento personaje que se dispone en el ángulo inferior izquierdo y que, con su mirada, introduce al espectador en la escena representada. A la derecha, aparecen los progenitores de María: San Joaquín y Santa Ana, acompañados por tres personajes masculinos