Natividad de la Virgen María

Lienzo religioso en marco dorado y profusamente tallado, colocado en el segundo intercolumnio del Evangelio de la capilla mayor de la catedral de Guadix, formando serie iconográfica con otros cuatro cuadros alusivos a la vida de María. Esta pieza está dedicada al tema de la Natividad de María. El lienzo muestra un interior arquitectónico monumental, con un gran arco de medio punto a la izquierda y paredes con pilastras y cajeados, hasta la altura de los entablamentos. En primer término y en composición diagonal descendente de derecha a izquierda, un grupo de cinco matronas asiste y cuida a la recién nacida María. Dos de ellas, se sitúan de pie y de frente. La colocada en posición más extrema a la derecha viste túnica blanca y manto azul, lleva una mano sobre el pecho en actitud reverente e inclina hacia abajo la cabeza, mientras la otra figura, con túnica y manto ocre, sostiene entre sus manos un sudario o tela. Delante de ella, una tercera figura, sentada sobre una silla y de perfil, con túnica verde, manto azul y toca ocre a la espalda, sostiene entre sus manos y apoyada sobre un pañal a la figura de María, recién nacida apoyada sobre su espalda, desnuda, con los brazos abiertos hacia arriba y tocada con nimbo de santidad, con carnaciones de tonos encendidos. Otra matrona se arrodilla junto a la figura de María, viste túnica blanca y manto amarillento, ampara con su diestra la cabeza de la niña y vuelve la cabeza hacia la izquierda de la composición, en gesto de mostrar reverencia a San Joaquín. Junto a éste, arrodillada a los pies de la niña, una quinta matrona, con túnica azul y sayal ocre sobre camisola blanca, de perfil, apoya sus manos sobre un caldero. Junto a ella hay también una jofaina y, asimismo, otro caldero metálico detrás de la silla, en el ángulo derecho de la composición, entre paños. El carácter doméstico y servicial de esta parte de la contraposición se contrapone con la amplia figura del patriarca San Joaquín, en el lado izquierdo del lienzo, de pie y en posición de tres cuartos, vestido con manto verde claro de amplios drapeados y con tocado sobre la cabeza. El anciano rostro del padre de María, barbudo y cano, mira de perfil hacia la parte media y derecha del lienzo, donde se encuentra la figura de Santa Ana recostada. Apoya un brazo sobre un bastón y alza la mano derecha en actitud de bendecir. En el centro del lienzo y hacia la derecha, se representa el lecho de faldas verdes y lienzos blancos en el que permanece semirecostada, apoyada sobe el lado derecho, la madre de la Virgen, Santa Ana. Lleva la santa túnica y manto verde oscuro, que se prolonga sobre el lecho, amén de una toca ocre sobre los hombros. Se representa con las manos en el regazo y el rostro de perfil, con expresión cansada y levemente inclinado hacia abajo. Una joven dama con el rostro de perfil, al otro lado del lecho, le hace compañía, y aparece también un niño entre ambas figuras. Un amplio cortinaje oscuro cubre la zona a las espaldas de Santa Ana, m