Urna del Santo Entierro

Inscrita en una base rectangular, la urna se constituye a partir de un pedestal de perfil cóncavo en el que se inserta a modo de talla una guirnalda de acantos entrelazados que alternan con superficies perladas, para dar paso en las esquinas a cuatro imponentes volutas. A partir de esta base, el primer cuerpo de la urna reduce perceptiblemente el tamaño y deja un enorme hueco en cada uno de los laterales cubiertos con cristales transparentes que se sostienen con un marco dorado mixtilíneo y voluminosos golpes de decoración en las esquinas a base de macollas vegetales, volutas y ángeles. Destacar además la disposición de cabezas de querubines que aparecen entrelazadas en la parte superior de este cuerpo y que se distinguen básicamente al estar policromadas a imitación del marfil. A partir de aquí, una cornisa con distintas molduras da paso a un remate compuesto por guirnaldas caladas a base de hojas de acanto, volutas y rocallas, que parten de cada una de las esquinas y se unen en la zona más alta resaltando lo que sería el motivo de la cruz. Toda la urna se encuentra dorada con pan de oro. La figura del Cristo muerto carece de valor histórico-artístico, realizado en yeso en las últimas décadas