Representación de los azotes sufridos por Cristo durante los ultrajes de su Pasión, que deriva de los relatos evangélicos (Mc 15, 16-19; Mt 27, 27-31; Jn 19, 2-3). Según es habitual en la figuración iconográfica de este asunto, Cristo aparece atado a columna, que en este caso es de gran altura y capitel jónico. Este elemento arquitectónico forma parte de un pórtico exterior, que ha sido pintado a la derecha de la composición. El rostro de Jesucristo, de gran mansedumbre a pesar de la tortura soportada, contrasta con la ruda expresividad, casi caricaturesca, de los dos sayones romanos que le azotan. La composición, según es habitual durante el Renacimiento, se ordena a ambos lados de un eje de simetría central. La captación de las anatomías ...