La figura infantil se dispone de forma sedente sobre un promontorio de rocas, adoptando por encima de éste una posición inestable que delata cómo el Niño mantiene las piernas completamente cruzadas. Las extremidades superiores manifiestan una disposición dispar. La mano derecha se dirige hacia el pecho en actitud reflexiva, al tiempo que la izquierda desciende de forma protectora para acariciar a la oveja extraviada. El análisis formal de la pieza invita a considerar el modelado de los pies y manos, algo más tosco que el de la cabeza, cuyo volumen se encuentra integrado por un perímetro prácticamente redondeado. Los cabellos, cortos y oscuros, se ciñen al cráneo en mechones profundamente rizados y distribuidos sin orden alguno, cuyas termin...