Sobre una cruz moderna de escaso valor histórico-artístico, encontramos una escultura de Jesús muerto en la cruz caracterizada principalmente por estar cogido con tres clavos, presentar un tratamiento anatómico correcto y proporcionado pero con escaso detallismo, basarse en la continuación de numerosos volúmenes redondeados, y marcar una línea compositiva que, a pesa de la rigidez morfológica, no deja de tener un punto de elegancia. Esta rigidez se contemple igualmente en el paño de pureza cordífero -muy recto en su forma y pliegues- y en las manos a modo de peines. La cabeza -muy clásica- cae sobre la clavícula derecha y deja entrever un rostro sereno e inerte bien acompañado de la cabellera de mechones lisos. El repinte que presenta no de...