La sensación de empeoramiento y caos en que parece estar sumido Irak es en gran parte producto de una gran ofensiva, la tercera desde que terminó la guerra, de la informal coalición suní sadamista-yihadista, orientada a influir en las elecciones americanas. La intensificación de atentados y muertes producto de una nueva ofensiva, los combates en Ciudad al-Sadr con los milicianos del Ejército del Mahdi, la industria del secuestro, la elevada delincuencia común y los atentados contra las instalaciones petrolíferas y las consiguientes trabas a los esfuerzos de reconstrucción, todo ello contribuye a la imagen de desastre en la que se encuentra el país. Cabe esperar que tras las elecciones se produzca un contraataque norteamericano y que en v...