Durante el último siglo las relaciones entre hombres y mujeres, las modalidades de organización de la pareja y de la familia, así como los sentidos enlazados a ellas, se han trasformado sustancialmente en el conjunto de las sociedades occidentales. Una transformación semejante prospera entre nosotros a partir de procesos puestos en marcha decisivamente desde mediados del siglo XX. Entre los indicadores más visibles de dicho cambio pueden identificarse la disminución proporcional de! matrimonio religioso, a favor, por un lado, del matrimonio civil, pero, preponderantemente, la generalización y legitimación institucional de la unión de hecho entre las generaciones posteriores a la mitad del siglo XX