Tras la consolidación de la primera globalización en el primer cuarto del siglo XVI, se constituyeron una serie de circuitos que comunicaron de modo permanente los cuatro continentes, las cuatro partes del mundo. Los crecientes intercambios incluyeron al mismo tiempo hombres y mujeres, cultivos y ganados, productos exóticos y creaciones intelectuales y artísticas. Este intenso tráfico posibilitó por tanto la circulación de los objetos suntuarios, de las obras plásticas, de los estilos arquitectónicos y de las piezas musicales, al tiempo que se difundía el conocimiento de los diversos continentes entre sí y las producciones de los distintos mundos servían de inspiración a los artistas de otras latitudes. Nuestro trabajo trata de ofrecer una ...