Reseña concierto Viviana Torres: Un instrumento difícil

Reseña del concierto de Viviana Torres realizado el jueves 1 de septiembre de 2016 en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango en el marco de la Temporada Nacional de Conciertos 2016 del Banco de la República.Un instrumento difícil Por Angélica Daza Enciso* El pasado jueves 25 de agosto, en la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, tuvo lugar el concierto de la oboísta colombiana Viviana Torres. El concierto hace parte de la Serie de los Jóvenes Intérpretes que presenta el Banco de la República desde 1985. Torres, quien trabaja actualmente en Manizales como maestra y primer oboe de la Orquesta Sinfónica de Caldas, tiene, a sus escasos 25 años de edad una amplia experiencia como oboísta. Y no es para menos. El oboe es un instrumento complejo ¡Qué difícil es lograr un sonido limpio! Está sujeto no solo a la destreza del intérprete sino a la calidad de las cañas o a otros factores externos al instrumento. Debilidades que no faltaron en el concierto, es cierto, pero que permitieron apreciar mejor aún los momentos en que el sonido fue impecable. Fue un concierto íntimo, no solo por el poco público que asistió sino también porque el oboe es un instrumento que invita a la intimidad. No tiene un sonido imponente, aunque puede alcanzar un volumen relativamente importante. Su forma de producir el sonido, con una doble caña, lo hace más nasal, cálido, vibrante, pero no especialmente brillante. Ocupa un lugar importante en la orquesta dentro de la familia de los instrumentos de viento. Inspiró a muchos compositores entre los cuales Poulenc, Britten y Hindemith escribieron para él. El concierto abrió con la Sonata para oboe y piano de Francis Poulenc. Un episodio reflexivo, alegre pero sin mayor virtuosismo aunque armónicamente muy expresivo. De carácter tranquilo, se reconoce la escritura del compositor al final de su vida. Una bella entrada en escena para los intérpretes. Continuó el concierto con una obra solista para oboe de Benjamin Britten. Las Seis metamorfosis de Ovidio inspiradas en seis fábulas del poeta latino cuyo tema principal es la transformación. Sonido limpio, buena ejecución y precisión fueron las constantes. La dificultad radicaba no solo en la capacidad de emitir un buen sonido, sino en el manejo del tempo, muy libre, quizás inspirado en el repertorio vocal. Una obra exigente, sin duda, para la intérprete, que logró hacer resonar el oboe en la sala de conciertos y aprovechar lo mejor de esta reputada acústica. ¡Que belleza puede brotar de este instrumento complejo y misterioso! La intérprete supo sortear las dificultades con entereza. Después de un breve descanso los intérpretes, oboísta y pianista, nos recibieron con una obra de Carl Nielsen de 1889. En las Piezas de fantasía para oboe y piano, Op. 2 aparecieron algunos problemas técnicos que dieron la impresión de que la dificultad iba realmente en detrimento de la intención y expresión deseadas. La magia que alcanzan los grandes intérpretes es la de darnos la impresión de que es fácil cuando, en realidad, todos los instrumentos presentan dificultades que hay que sortear. Torres supo enfrentar las dificultades de su instrumento no sin dejarnos la sensación de que le costó trabajo. La segunda parte de la obra de Nielsen fue mucho más tranquila y melódica. Enseguida, otro solo para oboe, esta vez del colombiano Ricardo Ospina Duque. El sonido fue más profundo y convincente y el oboe se transformó en clarinete, saxofón o flauta, diferentes timbres emanaron del instrumento. Muy buena ejecución de una obra difícil para un instrumento difícil. El compositor, un clarinetista caldense, supo mezclar elementos rítmicos del jazz e incluso del dodecafonismo en esta obra1. El concierto terminó con la Sonata para oboe y piano de Paul Hindemith. El acompañamiento del piano fue eficaz en otra obra de difícil ejecución para ambos intérpretes. El trabajo de música de cámara fue bueno, se apreció un manejo serio del ensamble. El final de la sonata tuvo un gran carácter y fue una salida triunfal para ambos músicos que se entregaron totalmente en la interpretación de esta obra. La afinación y el carácter de las piezas fueron respetados. Inconvenientes técnicos del instrumento sin duda pudieron fragilizar la concentración de la intérprete quien, no obstante, supo mantenerse firme desde el comienzo hasta el final. Me hizo falta mayor calidad en el sonido, pues todos los demás elementos musicales estaban presentes. La musicalidad de la interprete no se puede poner en duda, su trabajo es muy profesional, pero la sensación general que me produjo el concierto fue de extrema dificultad, un repertorio ambicioso, casi peligroso, que merece mi admiración por el esfuerzo realizado, pero en el cual falto un poco más de encanto y de magia. *Angélica Daza Enciso es maestra en música con énfasis en música antigua. Tiene una maestría en Musicología de la Universidad de la Sorbona de París. Cantante y violista, ha realizado investigaciones sobre organología barroca y tiene un diploma como directora de canto gregoriano. Se ha desempeñado como traductora y maestra. Actualmente colabora en la biblioteca de la orquesta Filarmónica Joven de Colombia y la Biblioteca Luis Ángel Arango dentro de los conversatorios del ciclo La música se habla. 1 Ver notas al programa, p. 1