Reseña concierto Emmanuel Ceysson: El prestidigitador

Reseña del concierto de Emmanuel Ceysson realizado el miércoles 31 de agosto de 2016 en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango en el marco de la Temporada Nacional de Conciertos 2016 del Banco de la República.El prestidigitador Por Angélica Daza Enciso* ¿Cómo no hablar con pasión de la música hecha con pasión? ¿Cómo no cerrar los ojos sin ver esa imagen indescriptible que conmovió nuestros sentidos? Tal fue el derroche de sensaciones que produjo el concierto del arpista francés Emmanuel Ceysson el pasado miércoles 31 de agosto en la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Al entrar al auditorio, un arpa, belleza monumental que hacia juego con la arquitectura de la sala y que parecía haber estado siempre allí, discreta, solemne. Sin saberlo, había sido atrapada por el hechizo antes de que el prestidigitador saliera al escenario. La magia ya había empezado y al oír las primeras notas supe que no podría escapar. El público se vio envuelto en un sonido apacible e inquietante a la vez. Cuantas evocaciones, cuanto amor y cuanto dolor materializado en esas notas y nosotros ahí, absortos, tratando en vano de entender esa fuerza misteriosa que no nos permitió apartar la mirada del escenario. En los dedos de este joven intérprete cobraron vida obras originalmente escritas para piano y orquesta e incluso para voz y piano, de una belleza tal que parecían haber sido escritas para arpa. Fue el caso de Octubre, del ciclo Las estaciones (original para piano) de Tchaikovsky, que con su melancolía nos recordó la relación profunda de los autores del Romanticismo con la naturaleza y su belleza. En la primera parte del concierto, dos obras escritas para arpa permitieron que el público apreciara el lenguaje propio del instrumento: Fantasía para arpa sobre temas de la ópera Eugene Onegin de Piotr Ilich Tchaikovsky, compuesta por la arpista Ekaterine Walter-Kühne —a quien se debe el desarrollo del instrumento en la Rusia de finales del siglo XIX—, e Impromptu para arpa de Reinhold Glière con una escritura que hace pleno uso de las posibilidades tímbricas del instrumento —pasajes virtuosos, velocidad, arpegios y glisandos— los cuales fueron interpretados magistralmente por Ceysson, un artista versado en todos los matices técnicos de su instrumento. El Nocturno en mi bemol mayor de Mikhail Glinka, quien sería llamado el padre del Nacionalismo ruso, es una obra original para piano. Con una importante influencia de la escritura de Chopin, nos hizo sentir la fuerza del estilo romántico. Para terminar la primera parte de este viaje, dejando la Rusia romántica del siglo XIX para llegar a la bella ciudad de Praga, tuvimos el honor de escuchar, de Ma Vlast (Mi patria) de Bedrich Smetana, una adaptación para arpa de El Moldava, poema sinfónico en homenaje a la hoy República Checa. Conocido como el padre del Nacionalismo checo, Smetana logra una descripción de la bella tierra bohemia, su patria, de quien evoca no solo la belleza de la naturaleza sino la del río que da nombre a este fragmento. Entre glisandos y arpegios vimos pasar su corriente bajo los puentes de Praga hasta su desembocadura en el Elba. La belleza de la melodía que sugiere las palabras de un enamorado hablando de su amada nos recuerda que esta obra es una declaración de amor hacia el país natal. La adaptación para arpa fue tan bellamente interpretada y está tan bien realizada que pareciera haber sido escrita para este instrumento. Luego de un breve intermedio el prestidigitador volvió a embrujarnos con el hilo invisible que tejía en ese maravilloso telar: el arpa. La música siguió brotando de sus dedos, mágicamente, sin que pudiéramos entender muy bien cómo. Del repertorio eslavo, el programa nos llevó a Francia. Alejándonos del Romanticismo volvimos atrás, hacia el periodo Barroco, con una obra original para clave de François Couperin, músico de la corte del Rey Luis XIV. Este mago del clavecín tuvo en las manos de su compatriota Emmanuel Ceysson, una feliz interpretación de un fragmento de una de sus suites (ordres) para clavecín, con un título tan evocador como Les barricades mystérieuses. Agilidad, precisión y delicadeza, parecía un ejercicio técnico para clave con una brillante transcripción que rindió justicia al lenguaje técnico del arpa. Comenzó entonces otro tipo de exploración para el instrumento. De mayor dificultad técnica, fue una demostración por parte del intérprete de su calidad musical e interpretativa. Dos obras de grandes autores franceses, Gabriel Fauré y Claude Debussy, fueron el plato fuerte del concierto. El primero, Fauré, compuso el Impromptu para arpa en 1904, para ser presentado en un certamen del Conservatorio de Paris. Es una obra que demanda gran agilidad técnica y resistencia física por parte del intérprete. Lo oímos respirar y sentimos el esfuerzo de concentración que le exigía esta pieza. El lenguaje técnico del arpa nos asombró con audaces exploraciones tímbricas. De Debussy oímos dos fragmentos de sus 24 preludios para piano, en transcripción para arpa. Se sintió una vez más la influencia de la escritura pianística de Chopin, de quien Debussy copió el título de sus preludios. Pero, a diferencia de Chopin, la escritura de Debussy emplea una compleja gama de colores y armonías que fueron la marca misma del post-romanticismo. El prestidigitador nos transportó como si estuviera contándonos una historia, nos condujo por un mundo de palabras invisibles. Terminó el concierto como empezó, con una obra inspirada en temas de ópera. En el caso de Ekaterine Walter-Kühne, se trataba de la ópera Eugene Onegin de Tchaikovsky, y en el caso de Emmanuel Ceysson de una Paráfrasis sobre la ópera Carmen de Georges Bizet. Esta última, fue una demostración de solvencia técnica y casi de malabarismo donde el prestidigitador que nos había mantenido cautivos demostró una vez más como hacía fluir la música de su instrumento. Respetó el estilo vocal de la obra parafraseada destacando la melodía del acompañamiento y conservando el carácter dramático de la ópera. Una última demostración de solvencia, maestría y dominio del lenguaje de su instrumento. Ante el entusiasmo del público cuyos aplausos no se hicieron esperar, Ceysson nos regaló un bis de Gabriel Fauré Une châtelaine en sa tour un clásico del arpa, efectista y soñadora, dulce y encantadora. Y así terminó un concierto que involucró íntimamente al público con el intérprete e hizo que lamentásemos que el hechizo tuviera que terminar. Ceysson compartió el amor y la pasión por lo que hace y nos permitió apreciar un instrumento que exige un tremendo esfuerzo físico, pero que también posee la capacidad de transportar con su sonido cristalino a un mundo de ensueño del que no quisiéramos despertar. *Angélica Daza Enciso es maestra en música con énfasis en música antigua. Tiene una maestría en Musicología de la Universidad de la Sorbona de París. Cantante y violista, ha realizado investigaciones sobre organología barroca y tiene un diploma como directora de canto gregoriano. Se ha desempeñado como traductora y maestra. Actualmente colabora en la biblioteca de la orquesta Filarmónica Joven de Colombia y la Biblioteca Luis Ángel Arango dentro de los conversatorios del ciclo La música se habla