La finalidad última del patrimonio cultural es su conocimiento y disfrute por parte de la sociedad. Por ello uno de los pilares que conforman su gestión es la difusión y la comunicación. En el siglo XIX los intelectuales y eruditos se sirvieron de un instrumento novedoso como fue la prensa para promover el conocimiento social de los bienes culturales. Actualmente son las instituciones quienes se sirven de las redes sociales para desarrollar esta tarea, en la que los destinatarios de la información pueden interactuar y contribuir de forma activa a multiplicar su difusión. Las oportunidades de comunicación que ofrecen hacen que su uso sea altamente recomendable para cualquier institucion en proporcion a los medios y recursos que dispone