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Es notorio como, hoy en día, tanto a nivel social como político y económico, las energías renovables han pasado a ocupar el primer plano en cuanto a renovación del sector energético se refiere. Espoleados por la sombra del cambio climático u otros motivos menos loables como el encarecimiento de los combustibles tradicionales y sanciones derivadas de su uso (Kiss 2013), Gobiernos de todo el mundo establecen como indudable la implementación y desarrollo de nuevas tecnologías energéticas cuya fuente sea renovable. Aunque durante los últimos años este hecho les ha granjeado, a este tipo de energías, una gran porción del mix energético mundial (Ritchie 2019), el gran daño acumulado generado por parte de la contaminación procedente de las emisiones de partículas y gases contaminantes expulsados al ambiente durante el procesamiento de combustibles fósiles, ha propiciado que los principales países responsables de estas emisiones tomen cartas en el asunto. Con todas las esperanzas puestas en la cooperación mundial como panacea a este problema, surge a finales del 2015 el conocido como “acuerdo de París” (también conocido como COP21), en el cual se revisaron medidas y tratados ya establecidos desde el año 1997 en Kioto, Japón. Además, se acordó la intensificación y la aceleración de dichas medidas con carácter de urgencia debido a las ultimas observaciones medioambientales como el creciente ritmo de deshielo de los polos y el preocupante aumento paulatino de la temperatura media mundial, cuyos datos fueron ofrecidos por la OMM (Organización Meteorológica Mundial). Todas estas medidas, con mayor o menor fortuna por el momento, han sabido fijarse en el potencial de algunas de las energías renovables cuya madurez energética están permitiendo lograr increíbles avances en la actualidad. En concreto, las dos que se hayan más cerca de conseguirlo son la energía eólica y la solar fotovoltaica (Blakers y Stocks 2018). El presente trabajo de fin de estudios busca precisamente eso, el aprovechar los aspectos más interesantes de dichas energías renovables (en concreto de la solar fotovoltaica) entre los cuales podemos destacar: - Reducidas emisiones invernadero (directas e indirectas) - Facilidad para su producción en masa - Bajo coste - Materias primas en abundancia - Alto nivel de reciclaje - Facilidad para su utilización en dispositivos portátiles y en zonas remotas sin posibilidad de conexión a la red eléctrica.Escuela Técnica Superior de Ingeniería IndustrialUniversidad Politécnica de Cartagen