El conocimiento de los valores.

Los valores no pueden ser «enseñados»; debe «descubrirlos» cada uno por experiencia propia. La tarea de los educadores debe consistir en adentrar a niños y jóvenes en el área de irradiación de los valores. El resto lo hace el valor mismo con su poder de atracción y promoción. Los valores no arrastran, atraen; se imponen porque son imponentes –tienen un poderío singular–, no por su voluntad de dominio. Para comprender esto a fondo, se requiere un estilo de pensar apropiado –no objetivista– y una metodología hecha a medida de este tipo especial de realidades que son los valores. Configurar las líneas maestras de tal metodología es el empeño de esta obra, que conserva por ello toda su vigencia.pre-print557 K