La frontera ibérica con el Islam: encuentros y desencuentros entre historia y leyenda

Desde finales del siglo XV y hasta el romanticismo, de la mano de la tradición popular y de la literatura, la aureola mítica de Granada no hizo sino crecer. Y, una vez desaparecida la parte negativa de la realidad de frontera, de la dualidad entre paz y guerra, entre convivencia y enfrentamiento, tan real durante ochocientos años, el hechizo idealizado de lo aparentemente exótico fue lo que acabó imponiéndose en el imaginario colectivo. Este imaginario colectivo, además, tomó el sultanato nazarí de Granada como símbolo de toda Andalucía. Por ello, más que entre los historiadores, esta imagen confusa entre realidad y leyenda, entre mito e historia, ha seguido extendiéndose en la conciencia popular y en la identidad colectiva andaluza: con las raíces en un pasado aparentemente fascinante de moros y cristianos, en aquella Córdoba de la gran mezquita que antaño fue capital del califato omeya y casi el centro del mundo musulmán, y en aquella Alhambra, joya arquitectónica, que pervive imponente, la Andalucía actual ha acabado incluso reívindicando como propios falsos mitos y lugares comunes. Cada país, cada región, suele encontrar sus orígenes en mitos fundacio nales que a menudo remiten a un pasado glorioso. Pero, en el caso de Granada, pese a la evidencia de un pasado muy distinto, los mitos legendarios radican más en el final del reino que en su origen y siguen todavía mezclándose, hoy en día, con la realidad.Peer reviewe