Las nuevas culturas juveniles: diversidad, tribalización y nuevas formas de conflicto generacional

Antes del surgimiento de las culturas juveniles, había personas de edad joven que construían su proyecto identitario sin percibirse a sí mismas como jóvenes. De hecho, no existían los repertorios específicos con los que construir dicha representación, algo que se le debe a las culturas juveniles, encargadas de producir las identidades juveniles que desde ese momento ganarían en peso. A partir de entonces comienza a ensancharse la conciencia social de pertenecer a un grupo de edad o a una franja etárea.Las culturas juveniles, surgidas al calor de importantes transformaciones sociales, económicas y culturales, constituyen los primeros repertorios de símbolos, de gustos y preferencias, de valores y marcos de referencias con los que las personas en edad juvenil pueden elaborar con plena autonomía proyectos que los distinguen generacionalmente de sus propios padres. Esas culturas son fuertemente cambiantes por su dinámica interna y, fundamentalmente, por la sucesión de las generaciones que se diferencian de las anteriores.Con el paso del tiempo, se superponen capas de culturas juveniles de distinto origen histórico, fenómeno que por su propia transformación gana en complejidad y matices. En la actualidad, la acumulación de esas transformaciones describe un cambio cualitativo que escapa a la mera superposición: en nuestros días, son las mismas "culturas parentales" las que forman parten de las rupturas que inaugura la cultura juvenil de los sesenta. En otros términos: los padres de la actualidad son probablemente los primeros que durante su adolescencia y su transición juvenil han sido socializados en las culturas juveniles. Este plegamiento de las culturas juveniles en culturas parentales tiene una serie de efectos sobre las culturas juveniles actuales y sobre las relaciones intergeneracionales: en el primer terreno, aparece lo que llamaremos "neo-culturas juveniles", una suerte de proceso de aceleración, multiplicación y radicalización en el terreno de los gustos y las preferencias de los jóvenes, algo que contribuye con lo que se conoce como proceso de tribalización. En el segundo terreno, el de las relaciones intergeneracionales, aparece un conjunto de problemáticas y conflictos inéditos, provenientes de la engañosa cercanía entre generaciones que pertenecen a culturas muy similares -aunque distantes- entre sí, situación que produce una complejidad creciente en la comunicación entre los adolescentes y los jóvenes y los adultos juvenilizados de la actualidad