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La identidad del edificio de culto cristiano es uno de los problemas mas delicados que ha de afrontar la arquitectura religiosa en el arranque de este nuevo milenio. Pienso que la arquitectura religiosa contemporánea es hija de dos revoluciones: de la revolución arquitectónica, que se puede visualizar en el Movimiento Moderno; y de la revolución litúrgica, que también se puede ver muy claramente en el Movimiento Litúrgico. Se tata de dos peticiones de principio, de dos vueltas a los orígenes, de dos nuevas formulaciones conceptuales de un tema milenario como es la arquitectura religiosa, y que en el caso de la arquitectura cristiana, de la arquitectura católica, han dejado a los edificios de culto en una inédita situación de precariedad identitaria. Algo que no había sucedido en ningún momento de la historia. Podríamos decir que el frío concepto —lo que idealmente debe ser una iglesia— ha ahogado la vida. Pero también hay que decir que esto ha ocurrido sobre todo en Occidente. Hoy el mundo ha cambiado. Vivimos en un mundo mestizo, un mundo lleno de migraciones, de conexiones, de oportunidades, de múltiples intercambios, de sistemas de información compartidos. La vida fluye rápido, muy rápido. Existen cruces de creencias, diálogo entre esas creencias, conflictos, y en muchas partes del mundo la religión aparece como un factor de cohesión social y de identidad comunitaria. Por eso nos podríamos preguntar: en este mundo global, ¿qué respuestas tiene la arquitectura como disciplina para estos fenómenos? ¿Qué respuestas podemos dar los arquitectos? ¿Qué experiencias —en este sentido— existen?The identity of the places of worship is one of the most difficult problems faced by religious architecture at the start of this new millennium. The globalising experiences demand peremptorily a reflection, both a conceptual and a situational one, about the origin of objects, people and institutions. The easiness with which foreign cultural systems are currently reached allows multiple exchanges, some of them leading to a transfer of values and to inter-religion dialogue. This happens as a result of the on-going influx of migrants to the rich and strongly secular countries of Europe and North America, the repeated fundamentalism outbreaks in various corners of the World and the gradual religious opening of the Far East. Nevertheless, the chance of these migration flows annihilating the already-existing religious identities is perceived as a problem. This problem is directly linked to the survival of architecture as a system carrying a material representation of the divine and constituting a self-reference system for the community of believers. Therefore, we may ask ourselves to what extent the new religious architecture has given room to an abstract type of formal experimentation which is disconnected from social reality. Does this architecture maintain its bridging, sacramental value or, on the contrary, has it given way to the conceptualist trends still alive in the artistic world? Is metaphor a valid concept for Christian cult? Is there an essential aspect linking our architecture to the centuries-old tradition of the Catholic Church? Different architectural, pedagogical, exhibition and formal initiatives have arisen in recent years and it is necessary to get to know them, with the purpose of understanding where is contemporary religious architecture heading in its eternal search for a permanent identity