Ibn ʿArabī nos transmite, en muchos de sus escritos, la imagen de un universo dotado de vida, inteligencia y lenguaje y, en virtud de la percepción de las teofanías o manifestaciones divinas, de que disfrutan buena parte de sus moradores, imbuido en su conjunto de un estado de santidad natural. Tanto los seres animados como los aparentemente inanimados, tanto piedras y flores como animales e incluso nuestros sentidos, miembros y órganos corporales, todo se halla, según declara el Corán y según el propio testimonio del gran maestro murciano y de otros sabios como él, traspasado por la vida, la conciencia, la palabra y la alabanza. Al-Gazālī, por ejemplo, señala que «la tierra está viva y posee un lenguaje». Es esta una visión del mundo que, ...