El “estigma de Fausto” pareció acompañar a Giovanni Papini durante toda su existencia. Ya en uno de los primeros capítulos de su Autobiografía, ‘Un uomo finito’, el titulado “El descubrimiento del mal” y correspondiente a su edad adolescente, declara: “Un pesimismo desesperado y encerrado dentro de sí, lo mismo que una fortaleza sin ventanas, salió de aquella niñez selvática y precozmente introspectiva; de aquella soledad humillada que me había sido impuesta por la timidez, por el alejamiento y por la miseria; por las repetidas derrotas de un enciclopedismo demasiado ambicioso; por un lirismo elegíaco, meditado una y otra vez por caminos grises, entre muros ennegrecidos, bajo cielos de ceniza (…). Apenas mi inteligencia fue mayor de edad (…...