03 Una palabra vale más que mil imágenes

Que el ser humano posee una doble condición espiritual y corporal se muestra de un modo admirable en la lengua, que expresa conceptos inmateriales mediante sonidos que pueden hacerse también visibles. En efecto, el hombre, ser corporal, no solo vive en un ámbito sensible, sino, sobre todo, en uno simbólico, entre conceptos, que nos trasladan a un mundo situado más allá de la apariencia y de lo singular e inmediato. Simultáneamente el ser humano puede ver y ser visto, contemplar el mundo, con sus infinitos seres, y contemplarse a sí mismo y a los otros. Y así como en la lengua se distinguen las palabras pronunciadas (naturales) de las escritas (artificiales); las imágenes pueden diferenciarse entre las que desprenden los entes físicos, sean naturales (un caballo) o artificiales (un coche de caballos), de aquellos objetos construidos a se como imágenes: pinturas, esculturas, grabados, fotos, fotogramas, etcétera. Las palabras son decodificadas por dos sentidos corporales: oído y vista. Las imágenes solo por la vista. Pero la escritura de una lengua conocida se revela como concepto para el lector, no como dibujo, de modo que no solo el oído y la vista sino la mente intervienen en la comunicación lingüística. Para quien desconoce el chino, un carácter de esa lengua es un mero dibujo. Para quien sabe español, la palabra casa no se percibe como imagen (cuatro líneas curvas redondeadas) sino como idea, la de habitáculo. La lengua, con su triple dimensión: sonido, dibujo (físicas) y sentido (mental), hace patente la condición metafísica del ser humano