Los incendios forestales en España ante al cambio climático

1. Resultados clave 1. Los incendios resultan de interacciones entre el clima y otros motores socioeconómicos que afectan al territorio. Todos cuentan, y todos han de ser tenidos en consideración al evaluar el futuro riesgo de incendio. 2. Los incendios se reparten por todo el territorio. Gestionar y conservar los ecosistemas terrestres españoles no puede ignorar el papel del fuego. La gestión debe ir más allá que la mera prevención, e integrar el conocimiento de la ecología de los ecosistemas en relación con el fuego. 3. El clima futuro y otros cambios socioeconómicos y globales ocasionarán situaciones extremadamente adversas, que se extenderán por más zonas del país de manera simultánea y con mayor frecuencia. 4. La planificación futura del riesgo no puede hacerse usando solo el pasado. Hasta mediados de este siglo, el cambio climático esperable es poco variable, con lo que las proyecciones futuras pueden usarse como marco de cálculo del peligro futuro. 5. Hay que gestionar el territorio con objetivos diferenciados de los bienes y servicios que se pretenden proteger, incluyendo la disminución de la peligrosidad del territorio, así como de las pérdidas y costes, al tiempo que se mantiene o aumenta la prestación de los servicios y su resiliencia. 6. El fuego puede tener cabida en una planificación por objetivos, aunque solo sea para reducir gastos, pues no será posible detener todos los incendios en los plazos establecidos en los programas de gestión y lucha contra el fuego. 7. Los incendios no se distribuyen homogéneamente, sino que hay zonas particularmente peligrosas. Hay que planificar minimizando el riego a la población, con especial consideración a la interfaz urbano-forestal. 8. Anticiparse al riesgo y a los impactos requiere conocer las vulnerabilidades y muchas de éstas están muy ligadas a la recurrencia de incendios. Se necesitan bases de incendios espacialmente explícitas para poder anticiparse a los impactos más indeseados