La fotografía es capaz, no de detener el tiempo, pero sí de retener instantáneas para que no debamos conservarlas solo en la memoria. Y es especialmente en el ámbito familiar en el que esta forma de representación se convierte en un amarre que permite soportar la angustia del paso del tiempo. Es la distancia entre el hecho fotográfico y la representación fotográfica lo que carga de potencia la fotografía familiar, generando un discurso avivado por la nostalgia del pasado, esto es: la experiencia de la pérdida. En este artículo analizamos trabajos fotográficos en los que la reelaboración desde la relectura del álbum familiar supone un acto artístico de contestación, conversación o de reescritura de lo que el álbum familiar creyó fijar. En el...