Hay cierta recurrencia estos días a la hora de decir que España no es Grecia. Y eslo cierto. Aunque no tanto como para pensar que el espejo helénico es tan refractario que nada de lo que ha acontecido en ese país pueda influir en nuestro futuro. Sin duda la crisis del sistema político y partidario español es la madre detodos los problemas actuales de España. Pero, no se olvide, la crisis económica y los reiterados episodios de corrupción son en parte derivadas de una misma patología estructural: los manejos propios de una gobernanza telúrica y opaca que rige nuestro destino en lo económico, y el autoritarismo postdemocrático que exhiben la mayoría de nuestros partidos políticos, que han centrifugado la voluntad popular del proceso decisiona...