El taller de la Calle de Arriba es una experiencia que desde el primer momento nos puso los pies en el suelo. Al recorrer el barrio sentimos el encanto de sus calles pintorescas con las macetas y la ropa tendida. Los niños juegan en la calle y la gente que no trabaja comenta al solecico los entresijos del barrio mientras los demás intentan ganarse el pan de cada día. Los vecinos se sintieron inquietos por nuestra presencia, pero no dudaron en charlar con nosotros sobre su contexto social, algo que nos ayudó especialmente a elaborar propuestas centradas en los solares del barrio, vacíos urbanos que sirvieron para materializar nuestras ideas con el objeto de desarrollar sus oportunidades frente a sus carencias y necesidades.Cátedra Arzobispo ...