La política cultural de la Diputación de Barcelona. La influencia del contexto político institucional y de la articulación entre administraciones en el desarrollo de un modelo singular de cooperación cultural

¿Cómo se puede entender que una administración pública que a principios de la Transición a la democracia pareciera abocada a su desaparición se haya convertido durante los últimos treinta años en un actor central de la política cultural en Cataluña? Sin duda, su potente apuesta por la cultura y su orientación hacia la prestación de servicios a los municipios a partir de redes de equipamientos culturales aportarían las claves del éxito. No obstante, este artículo plantea que la política cultural de la Diputación de Barcelona (DIBA), debe entenderse sobre todo a partir de la influencia del marco político institucional y el reparto del poder político que caracterizó a Cataluña durante treinta años y, en la conflictiva articulación de las administraciones públicas en relación a la cultura. Un ámbito que como se plantea debe ser analizado como un sistema de relaciones en el que los actores institucionales cooperan o compiten para marcar los objetivos y las pautas de relación en un sector de la acción pública que progresivamente se ha convertido en más complejo y más relevante para el desarrollo socioeconómico y la legitimación de las administraciones públicas. Es en este marco de análisis que podemos comprender la apuesta estratégica de la DIBA y las causas de que sea considerado a la vez un modelo a emular y un caso singular en política cultural.¿Cómo se puede entender que una administración pública que a principios de la Transición a la democracia pareciera abocada a su desaparición se haya convertido durante los últimos treinta años en un actor central de la política cultural en Cataluña? Sin duda, su potente apuesta por la cultura y su orientación hacia la prestación de servicios a los municipios a partir de redes de equipamientos culturales aportarían las claves del éxito. No obstante, este artículo plantea que la política cultural de la Diputación de Barcelona (DIBA), debe entenderse sobre todo a partir de la influencia del marco político institucional y el reparto del poder político que caracterizó a Cataluña durante treinta años y, en la conflictiva articulación de las administraciones públicas en relación a la cultura. Un ámbito que como se plantea debe ser analizado como un sistema de relaciones en el que los actores institucionales cooperan o compiten para marcar los objetivos y las pautas de relación en un sector de la acción pública que progresivamente se ha convertido en más complejo y más relevante para el desarrollo socioeconómico y la legitimación de las administraciones públicas. Es en este marco de análisis que podemos comprender la apuesta estratégica de la DIBA y las causas de que sea considerado a la vez un modelo a emular y un caso singular en política cultural.How can we understand that a public administration which at the beginning of the transition to democracy seemed certain to disappear has become, over the last thirty years, a central player for cultural policy in Catalonia? No doubt its strong commitment to culture and its focus on providing services to municipalities from cultural facilities networks would provide the keys to success. However, this article argues that the cultural policy of the Diputación de Barcelona (DIBA), should be understood primarily from the influence of institutional policy framework and the distribution of political power which characterized Catalonia for thirty years and in the troubled articulation of government in relation to culture. An area which, as discussed, must be analyzed as a system of relations in which the institutional players cooperate or compete to define goals and establish relationship patterns in a sector of public action which has become progressively more complex and more relevant for socioeconomic development and the legitimacy of government. This analytical framework enables us to understand the strategic commitment of the DIBA and the reasons that DIBA is considered both a model to emulate and a unique case in cultural policy