La piratería, el contrabando y la producción de marihuana en Paraguay, marcaron su actividad dentro de lo ilícito. Uno de los casos más extremos sucede en la ciudad de Pedro Juan Caballero, fronteriza con Ponta Porã, Brasil. Aquella localidad se impuso como un claro ejemplo de coexistencia de la racionalidad legal, las reglas neo-patrimonialistas y la rivalidad entre grupos internacionales del narcotráfico. Lejos de tratarse de un problema de ausencia de Estado, la expansión del tráfico de drogas estuvo enmarcada en un tipo de orden clandestino, propiciado desde la legalidad –políticos, policias, funcionarios públicos–, que produjo roles y normas de convivencia social. A través de entrevistas cualitativas con cuatro informantes clave...