La adicción al tóxico se nos revela como una de las presentaciones más insistentes del malestar en la cultura actual. Modalidad de goce correlativa a la época del Otro que no existe, que obliga al psicoanalista a tener que vérselas con una demanda silenciosa pero apremiante, que parece apuntar menos al saber y a la verdad que a la urgencia de hallar una regulación a la satisfacción pulsional desbordante. En ese sentido es que Jacques Alain Miller, luego de enfatizar que el psicoanálisis cambia, nos dice que “analizar al parlêtre ya no es lo mismo que analizar el inconsciente en el sentido de Freud, ni siquiera el inconsciente estructurado como un lenguaje”. Finalmente nos recuerda que a este saber hacer del psicoanalista le resta, aún, sabe...