Real Cédula por la que se permite a las mujeres trabajar en todas las artes, Madrid 1784

[6] p. ; (27 cm) Publicación en Vic de la Real Cédula promulgada después que doña María Castejón y Aguilar, vecina de Córdoba, solicitase ella sola y en su nombre la fábrica de hilos de dicha ciudad, sin dependencia de maestro examinado del arte y gremio de lineros, tal como se estipulaba por ordenanza. El rey deroga la ordenanza número 12 de la Ordenanzas del Gremio de Lineros de Córdoba y permite que la dicha María se encargue de la fábrica de hilos. Por extensión se permitirá que cualquier mujer del reino tenga la facultad de trabajar, tanto en las manufacturas de hilo como en cualquier otra ocupación "en que quieran ocuparse y sean compatibles con el decoro y fuerzas de su sexo" (“El Arte real de perseguir a los sombreros”