De manera tradicional, la filosofía ha hecho del cuerpo una noción casi marginal: como apéndice y como sombra de la actividad intelectual considerada como reino humano por excelencia, abstracto y universal. Más allá de esta concepción, así como de su reproducción constructivista, Judith Butler plantea una cuestión harto singular: cómo entender el cuerpo reconociendo, a un mismo tiempo, su materialidad y su discursividad o, en otras palabras, cómo combinar el hecho de que el cuerpo nace y muere de manera irremisible con la imposibilidad de su aprehensión fuera de algún tipo de narrativa. La solución que queda propuesta, siempre de forma provisoria, es que el discurso tiene un perfil corporal mientras el cuerpo nada es sin la forma, e incluso...