RESUMEN: Larbaud tradujo durante toda su vida, primero del inglés, sobre todo a los poetas; después, del español y del italiano, aunque más tímidamente, porque no había recibido una formación clásica en estas lenguas. Sus amigos le reprochaban a menudo que le dedicara tanto tiempo a esos trabajos, sacrificando así su obra personal. A veces, Larbaud veía en la traducción un humilde servicio en favor de la república de las letras; pero, más lúcido que sus contemporáneos y adelantado a su tiempo por esta razón, sentía que la traducción tenía otras virtudes, pues le permitía apropiarse de la belleza admirada en los otros y, al mismo tiempo, ejercitaba y reforzaba su dominio de la escritura. En su época aún no se hablaba de intertextualidad, o s...