El título de este llamémosle artículo, acapara tres o cuatro términos de un significado sin duda arrollador y acaso pretencioso. Cualquier intento que a estas alturas pretenda abarcar un estudio pormenorizado sobre todos y cada uno de los autores de la denominada Escuela de Londres requeriría una extensión muy superior a las escasas páginas que conforman este experimento que planteo. Ni que decir tiene que el término existencialismo aparece como un gigante de mucho más difícil trato si cabe que el anterior. Si a ello le añadimos un concepto tan impreciso como el de vía de conocimiento, el campo al que nos refiramos amenaza de tal forma con ser inabarcable, que reclama de inmediato alguna concreción que tranquilice y concrete los límites a ...