Poesía y aforismo dan cuenta, en la obra de Eduardo García, de lo inefable: una verdad profunda, vinculada a la vida y que se expresa en el espacio imaginal de la palabra. Es en ese buceo de la imaginación hacia la verdad donde ambos géneros confluirían. Las islas sumergidas trazan, con una pulsión epifánica e inmanente, una ascesis invertida más mítica que mística: una exploración simbólica e irracional del sentido que requiere de cierto enajenarse, salir de sí o hacerse otro, proceso en el que sus aforismos conectan con la figura del doble y con el mito secular del neofantástico. Lo oculto que invoca el aforismo se localiza en los extremos de una vía vertical que se dirige desde arriba hasta adentro, que convierte al tránsito en meta y cu...