Blanca Uribe, piano (Colombia)

Concierto interpretado por la pianista Blanca Uribe, en donde presentó el séptimo disco compacto de la serie “Música y Músicos de Colombia”. Uribe nació en el seno de una familia de músicos profesionales. Después de estudiar en Colombia y en los Estados Unidos culminó su formación musical en la Academia de Música y Arte Dramático de Viena donde fue alumna de Richard Hauser; en esta institución obtuvo su grado de concertista Magna cum laude, y luego, bajo la orientación de Rosina Lhevinne y Martín Canin, hizo su posgrado en la Escuela Juilliard de Nueva York..Recital conmemorativo de los 50 años de actividades de la Biblioteca / Luis Angel Arango - - BLANCA URIBE pianista (Colombia) Presentación del séptimo disco compacto de la serie "Música y Músicos de Colombia" Miércoles 27 de febrero de 2008 • 7:30 p.m. SALA DE CONCIERTOS BANCO DE LA REPÚBLICA BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Nació en el seno de una familia de músicos profesionales. Después de estudiar en Colombia y en los Estados Unidos culminó su fonnación musical en la Academia de Música y Arte Dramático de Viena donde fue alumna de Richard Hauser; en esta institución obtuvo su grado de concertista Magna cum laude, y luego, bajo la orientación de Rosina Lhevinne y Martín Canin, hizo su posgrado en la Escuela Juilliard de Nueva York. A los once años debutó con la Orquesta Sinfónica de Colombia interpretando el Concierto en Re mayor, de Haydn; desde entonces se ha presentado en los principales escenarios de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, en calidad de recitalista o como solista de importantes orquestas entre las cuales figuran la Sinfónica de Berlín, la Sinfónica de Viena, la Sinfónica de Praga, la Sinfónica Nacional de Washington, la Sinfónica de Pue1to Rico, la Sinfónica del Estado de México, la Orquesta Filarmonía de Londres, la Sinfónica de Filadelfia, la American Symphony, la Residentie Orkest de La Haya (Holanda) y la Orquesta del No1te de Holanda. Ha tocado en el Avery Fisher Hall del Lincoln Centerde Nueva York, y en diversas salas de Francia, España y otros países europeos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2 Su grabación de la Suite Iberia, de Isaac Albéniz, y las Danzas fantásticas, de Joaquín Turina, suscitó elogiosos comentarios de la crítica, así como las del Concierto para piano No . J, del compositor norteamericano Richard Wi Ison, obra que tocó con la Orquesta Pro-Arte de Boston bajo la dirección de Leon Botstein, la de música para dos pianos interpretada con el pianista Harold Martina, y lade las Sonatas opus 101, opus 106 (Hammerklavier), opus 109, opus 110 Y opus 111, de Beethoven. También ha hecho grabaciones con la Orquesta de la Radio de Berlín para las emisoras alemanas RIAS y SFB. En 1977 tocó en Bogotá y Medellín el ciclo completo de las 32 sonatas para piano de Beethoven, proeza sin antecedentes en el panorama musical colombiano; lo repitió en Colombia en 1986 y en los Estados Unidos en 1997. También presentó en dos ocasiones el ciclo de los 5 Conciertos para piano de Beethoven con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y con la Orquesta Sinfónica de Colombia. Por muchos años desarrolló su labor docente fundamentalmente en el Vassar College de Nueva York, pero también ha sido profesora en la Universidad de Nueva York y en la Escuela Eastman de Rochester. Actualmente es profesora de piano en la Universidad EAFIT, de Medellín. Ha dictado clases magistrales en Colombia, Puerto Rico, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, en la cátedra "Judit Jaimes" de Caracas (Venezuela) y en España. Ha sido miembro de los jurados de los concursos internacionales William Kapell y Gina Bachauer en los Estados Unidos; Esther Honens en Canadá; Beethoven en Viena; del Concurso Internacional de Santander Paloma O'Shea que se realiza en España, y del Concurso Axa de Dublin (Irlanda). Dentro de las distinciones recibidas por Blanca Uribe figuran la Estrella de Antioquia (plata y Oro); la Medalla Francisco de Paula Santander y la Orden de San Carlos, que le fue conferida por el Presidente Belisario Betancur. En diciembre de 1997 la Universi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. dad del Valle le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en Música, y en 1999 recibió la Medalla de Oro de la Alcaldía de Medellín. Por la excelencia de sus interpretaciones de la Suite Iberia, de Isaac Albéniz, y por su labor de divulgación de esta obra, en 2007 fue distinguida con el Premio Albéniz, otorgado por la Fundación Albéniz, de Camprodon, villa donde nació el celebrado compositor español. 3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 PROGRAMA Volutas PEDRO MORALES PINO Una noche (1863-1926) Voces de la selva Saltarín Margarita Mayo Teusaquillo Zagal El diluvio Hasta el sábado GUILLERMO QUEVEDO ZORNOZA (1886-1964) ruCARDOACEVEDOBERNAL (1867-1930) INTERMEDIO Aires de mis montañas El Espinal Anastasio Rosas de la Tarde Bohemio EIZulia Ricaurte Betty Gentleman EMILIO MURILLO CHAPULL ( 1880-1942) FULGENCIO GARCÍA (1880-1945) LUISA. CALVO ( 1882-1945) CONCIERTO No. 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Notas al programa Ellie Anne Duque Acerca de las obras Los compositores europeos del siglo XIX dieron vida a diversos géneros pianísticos en forma de trozos relativamente cortos, que existieron como obras autónomas o corno parte de ciclos encadenados de obras breves también conocidas corno miniaturas musicales. Estas piezas, muy diversas entre sí, podían pertenecer al naciente repertorio de música de salón y de baile o al repertorio de concierto. En la mayoría de los casos se alejaban de los procesos intelectuales de la forma sonata clásica y abrazaban nuevas maneras de entender la música, tanto desde la perspectiva romántica descriptiva corno desde variados contextos de índole nacionalista, siempre con el fin de suscitar o evocar estados afectivos. Los franceses usaron el término de "piezas de carácter" para describir este nuevo repertorio puesto al servicio del deseo intenso de expresar senti­mientos, emociones y estados de ánimo, con el empleo de títulos descriptivos y la estilización de danzas regionales. En Europa, este tipo de pieza, acompañada por un gran despliegue de virtuosismo técnico en la interpretación, redefinió el quehacer del solista concertista. En el siglo XIX colombiano este repertorio pianístico, conformado por cortas piezas individuales, sirvió a múltiples propósitos; el más evidente de ellos era el de consignar en un medio escrito los aires más conocidos y apreciados. La pieza para piano decimonónica en Colombia es un poco de todo: pieza de salón, pieza de baile, método de enseñanza musical , gesto nacional ista, expresión afectiva, descripción poética, ejercicio in strumental, recurso para el desarrollo personal del artista y medio de comunicación entre éste y su público [ . .. ]. Emilio Murillo, Luis A. Calvo, Ricardo Acevedo, Guillermo Quevedo, Fulgencio García y Pedro Morales Pino, entre otros, 5 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. tuvieron en común una formación académica discreta (a veces precaria), una experiencia muy rica en el ambiente de la música popular y un gran entusiasmo por el cultivo de aires considerados como colombianos. Las obras reunidas en este concierto pertenecen a una generación de compositores de la región andina colombiana, que tuvo en común el conocimiento del legado musical nacional del siglo XIX tardio. Todos ellos estuvieron musicalmente activos en la primera década del siglo xx, cuando se inició la discusión acerca de la imperiosa necesidad de establecer el carácter nacional de la música colombiana y de hacer que la población identificara ciertos aires como suyos. Cada uno de los compositores mencionados aportó una visión particular sobre el tema, si bien coincidieron en escribir aires considerados como nacionales desde mediados del siglo XIX (en especial el bambuco y el pasi 110), y géneros como el vals, la danza, la gavota, la pasacalle, la mazurca, la polca, el chotis, etc, que, llegados de otros lares, se arraigaron entre los músicos locales. Coincidieron también en escribir para el público nacional en un estilo relativamente sencillo, sin mayores galas de virtuosismo, 6 con el fin de que su obra pudiese ser ejecutada por aficionados y en variadas combinaciones instrumentales, así la partitura original pareciera adecuada para el piano. En muchos casos no hay escritura pianística como tal sino una partitura para piano que podía ser leída por otros instrumentos [ ... ]. El grupo de compositores cuya obra se ha reunido para este concierto también comparte lma gran influencia de Pedro Morales Pino, quien señaló los alcances del repertorio de pasillos, danzas y bambucos. Esta generación centenarista de músicos vivos y activos en 1910 cuando se celebró el primer centenario de la independencia, se enfrascó en un discurso nacionalista que llegó a tener ribetes de cruzada entre 1920 y 1940, y encontró en el trabajo de Morales Pino el ejemplo paradigmático de sus empeños. En Morales Pino esos músicos veían el origen y el camino de la música nacional. Su nombre ya era leyenda antes de morir, hasta el punto de que algunos prácticamente olvidaron la música nacional anterior a sus composi­ciones; el conjunto tipo estudiantina empleado por Morales Pino se impuso como el "correcto y tradicional" para tocar los aires andinos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. del país. Estaban llevados del entusiasmo aún imbuido de añoranza decimonónica y de sensibilidad extrema hacia la música y la poesía. Tenían cierta razón en volcar sus miradas sobre la obra de Morales Pino, pues había alcanzado logros únicos y valiosos. Puso a los colombianos a escuchar música tradicional en situación de concierto, tocándola con la misma exigencia técnica de la música clásica; trasladó, con acierto, los aires nacionales a partituras de conjunto, realizando versiones de los mismos con base en las reglas occiden­tales de la composición tonal. Acerca de los compositores Pedro Morales Pino (1863-1926) Morales Pino tomó algunas de las tradiciones musicales andinas, creó obra original a partir de ellas, las vertió en inteligentes arreglos para conjuntos de cuerdas y las ejecutó en versiones impecables, hombro a hombro con el repertorio de conciertos del momento. En 7 manos de Morales Pino el estatus de música de salón del pasillo, la danza y hasta el bambuco adquirió incuestionable legitimidad [ ... ]. De 1884 en adelante la actividad musical de Morales Pino se in­tensifica, como también el éxito de sus composiciones. Vivió un tiempo en Fusagasugá y después en [bagué; en 1893 regresó a Bogotá y fue aplaudido por las tandas de valses Horas del campo y Los lunares. Para los bogotanos del fin de siglo el vals desempeñaba un doble papel por cuanto servía tanto para ser bailado como para ser escuchado en concierto. Era considerado un ejercicio acadé­mico en el campo de la composición, y de allí que el éxito de los valses de Morales Pino denotara admiración por su arte. A la usan­za de la época, cada título comprendía cuatro valses diferentes con introducción y comentario final, o coda. Los valses Voces de la selva fueron publicados en los últimos años del siglo XIX por la litografia de Juan Casís y también aparecieron editados por Conti con ilustraciones de Borrero [ ... ]. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. La popularidad de los valses de Morales Pino iba a la par con el aprecio generalizado por sus danzas y pasillos. Cuando al [mal del siglo XIX decidió embarcarse en una gira internacional con su obra, era unánime el gusto por los pasillos Chispazo (dedicado a Jorge Pombo, compañero de Soto Borda en la creación de ingeniosos retruécanos y calambures), Rayo X (dedicado al periódico de Soto Borda), El chucho, ¡Adiós!, Isabel, Paulina, Leonilde, El chato, Rumor, Recordando, Pepe, Reflejos, El calavera (cuyo título original era Tres tragos), Confidencias y Saltarín. Todos estos pasillos habían sido publicados, al igual que las danzas Cuba guerrera (marcha con habanera), Cautiva, Genta, María Luisa, Sara y Lira colombiana, los valses Los lunares, Horas del campo, Teresa y Vida bogotana, las canciones Sombras y ¡Ya ves! y las polcas La negra, Beso la mano y Mi capricho [ ... ]. Morales Pino, junto a los músicos que influenció de manera directa, logró crear un repertorio musical que aún hoy en dia es considerado de antigua tradición. Pero fueron ellos quienes dieron vida a la música 8 que aseguraban estar reviviendo y reivindicando. Lo hicieron con tal éxito que sus obras definieron hasta fines del siglo xx la anhelada tradición musical popular colombiana. Guillermo Quevedo Zornoza (1886-1964) Guillermo Quevedo Zomoza fue sobrino de Julio Quevedo Arve\o (1829-1897), compositor activo en el siglo XIX, hijo a su vez del músico venezolano Nicolás Quevedo Rachadell (1803-1874), quien llegara a Colombia en 1827 junto con Bolívar en calidad de teniente primero de la compañia primera del Escuadrón Granaderos Montados de la Guardia. Quevedo Zomoza trabajó y vivió la mayor parte de su vida en Zipaquirá (Cundinamarca). De sus tíos recibió las únicas clases de música; de resto fue un autodidacta en la materia. En su tierra natal se destacó como director de la banda, pedagogo y compositor. Su obra musical más conocida se centra en el reper­torio de canciones y aires andinos. Tal vez su pieza más celebrada sea la canción-petenera Amapola, Amapolita, si bien su canción­bambuco Ni defierro que unofuera gozó de amplia popularidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Escribió algunas partituras orquestales como la Promesa a la virgen, que fue grabada, y la Fantasía orquestal sobre aires populares colombianos, premiada en Bucaramanga en concurso patrocinado por la revista Tierra Nativa en 1928. Su torbellino Alma campesina ganó el premio Coltejer en 1938, y el bunde Canaima mereció el premio otorgado por Fabricato en 1948. Compuso zarzuelas (género popular entre los compositores colombianos con el auge de las revistas musicales) que fueron bien recibidas en su momento, en especial Revelatorum, El duende gris y La vocación [ ... ]. En 1916la imprenta de Samper Matiz en Bogotá publicó una gavota de Quevedo titulada Margarita. En la portada se anota que se trata de una obra original para orquesta, arreglada y transcrita para piano por el compositor. Es una estilización del aire de gavota, que en la memoria de los compositores colombianos permanece como una pieza en compás de 4/4, de carácter serio y sin relación con el bai le. Tanto en esta obra como en Reverie (pieza libre para piano) I Y Ondina (también gavota), Quevedo Zomoza se esforzó por desarrollar un estilo más adecuado para el piano. 9 Ricardo Acevedo Bernal (1867-1930) El nombre de Ricardo Acevedo Bernal se asocia con el mundo de la pintura colombiana de las primeras décadas del siglo xx en el que se destacó por su arte de corte académico y figurativo. La obra artística de dimensiones tradicionales de Acevedo y sus contemporáneos, obedece al ambiente provinciano de la pequeña Bogotá de entonces. En su artículo, el historiador Germán Rubiano cita a Alberto Borda Tanco cuando describe a la Bogotá de 1910: "La parte de la ciudad que está construida actualmente ocupa 6.000.000 m2 aproximadamente, y se extiende unos 3000 m desde la unión de la carrera 6 con la 7, al sur, hasta la plazuela de la fábrica I Colombia Artíst ica, núm. 16, 15 de agosto de 1909, separata. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. de cerveza alemana La Bavaria al norte, y 2.500 m desde la plaza de Egipto, al este, hasta la estación del ferrocarril del sur al oeste. El número de manzanas se calcula en 500 con 16 casas cada una, las cuales contienen unos 100.000 habitantes"2 . Tanto para pintores como para músicos, es la vida cotidiana bogotana la que más influencia sus obras, tan lejanas de las tendencias modernizantes europeas. [ ... ]. Luego de recibir una formación básica en Colombia alIado de Garay y de Pantaleón Mendoza, Acevedo estudió en Estados Unidos y en Francia, países en los que se formó con Leon Bonnat y Robert Fleury. Autor de unas 1.000 obras, ilustró algunas portadas de parti­turas musicales impresas de obras de Pedro Morales Pino, y aún se conservan las de la marcha Cuba guerrera, los valses Vida bo­gotana y la danza Genta. También ilustró la portada del pasillo Lucero de Emilio Murillo, en la impresión de Samper Matiz de 1901 [ .. .]. Acevedo Bemalllegó a la música a través del contacto con Pedro 10 Morales Pino, en su interés por aprender a tocar bandola y guitarra. Junto a Morales Pino (bandola), Temístocles Vargas (bandola) y Rafael Riaño (tiple) conformó un conjunto hacia 1881 , pionero en la ejecución de aires nacionales y de arreglos de música europea. En 1897, al regresar de un viaje a Estados Unidos, se reunió nuevamente con Morales Pino, como guitarrista de un quinteto complementado por JuUo Flórez (violín), Antonio González y Emilio Murillo (flauta). En archivos sobreviven ejemplares de partituras manuscritas de los siguientes pasillos para piano de Acevedo Bernal: Hasta el sábado, Croquis, Zagal, El Diluvio, Mayo y Sabanero. Para bandola y tiple escribió los pasillos Sideral y El gran viejo (en honor a Pedro Morales Pino); para bandola sola, los pasillos Romance y una versión de El Diluvio [ . .. ]. 2 Germán Rubiano Caballero, " Pintura y escultura a mediados del XIX y primeras décadas del XX", en Historia del arte colombiano, t. 4, Bogotá, Sal val, 1975, pág. 129 1. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EmiJio Murillo ChapuU (1880-1942) En las primeras décadas del siglo xx fue este compositor, flautista y pianista bogotano, uno de los adalides de la búsqueda de una iden­tificación nacional a través de la música. Como ya se anotara, fue influenciado musicalmente por Pedro Morales Pino y en su vida personal hizo eco de los hechos vividos por el país después de la guerra de los Mil Días con posturas liberales radicales, todo en medio de una vida bohemia y artística. La guerra interrumpió sus años de formación musical en la Academia Nacional de Música y Murillo debió realizar su obra con armas empíricas, un hecho que limitó sus aspiraciones puesto que su sueño de una "música nacional" también se extendía sobre la música colombiana de corte académico. Trabajó durante muchos años en la industria de la cerveza, y de fabricar su propia bebida pasó a ser empleado de la oficina de relaciones públicas de Bavaria. No obstante, su vocación fue siempre la música. MurilIo desempeñó un papel decisivo en el nuevo mundo de las 11 grabaciones discográficas y es recordado como el primer músico colombiano que grabó para los estudios del sello Columbia en Nueva York, en 1910. [ ... ]. Compuso por lo menos veinte pasi Ilos con intenciones academizantes en los cuales hay mayor trabajo en el piano, variedad de acompaña­mientos y melodías complejas. En el pasillo Aires de mis montañas e alcanza a apreciar algo de su escritura más sofisticada, sobre todo en el uso de los arpegios, el desarrollo de melodías a través de secuencias y el empleo del colorido armónico. Fulgencio García (1880-1945) El músico tolimense (oriundo de Purificación) Fulgencio García logró plasmar en sus pasillos y bambucos 10 más destacado de la tradición impuesta por Vicente Pizarro y Pedro Morales Pino, de quienes fue alumno de bandola. Con este último trabajó como bando lista en la estudiantina Colombia que contó con doce inte- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. grantes y apareció en 1896 bajo la dirección de Morales Pino. El pasillo rápido en Colombia se resume en tres de sus obras más conocidas: La gata golosa, Castilla y Vino tinto. El sabor del bambuco viejo se cuela en dos de sus composiciones editadas: Requiebro y Sobre el humo. Pero sus mayores esfuerzos fueron dedicados a la composición de pasillos de energía contundente, corno se aprecia en Invierno, Gemidos, Esperanto, Veraneo, María Emma, Eclipse, Pastoril, Mujeres bellas, Zepelín Y otros tantos, producto de su fértil musicalidad. Sus piezas poseen un gran sentido rítmico que se desarrolla en tomo a ricas melodías e inge­niosas progresiones de acordes. Luis Antonio Calvo (1882-1945) [ ... ] Oriundo de Gámbita (Santander), Calvo murió en elleprocomio de Agua de Dios y nos legó un rico repertorio de música popular y acertadas composiciones para piano. El genio romántico de Calvo radica en la inmensa e inspirada facilidad con que produjo, una tras ) 2 otra, las más bellas e innolvidables melodias, teñidas por el fantasma de la añoranza. No hablan necesariamente de eventos sino que evocan sentimientos de la manera más directa. Hay quienes piensan que la música de Calvo es triste puesto que su vida no puede divorciarse fácilmente de su obra. Conoció la tragedia, el destierro y el desprecio social. Los textos de sus canciones, aunque carecen de fuerza poética, comunican con vehemencia el remolino afectivo de su vida. El número total de composiciones de Calvo sobrepasa las 160. Las piezas para piano son, en su conjunto, refinadas y elegantes: las danzas, delicadas; los pasillos, ingeniosos; los intermedios, sugestivos, y los valses, encantadores. Todo esto se reconoce en su danza Betty y los valses Gentleman. Calvo compuso muy pocos bambucos y Ricaurte viene a completar un breve listado de obras suyas escritas en dicho ritmo. Los títulos