Tradicionalmente, la figura de sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) ocupa un lugar central en la literatura y la crítica latinoamericanas y –de manera muy especial– mexicanas. Mujer y monja desiguales, poeta e “inteligencia americana” inigualables, esa figura no ha tardado en construir cierto mito en torno de su obra, como cierta “clave” que vela o desvela los caminos que conducen al corazón no sólo de su singular literatura sino de su borrascosa historia. Curiosa pero no casualmente, más de una vez la mexicana –en sus poemas así como en sus cartas– ha desalentado esas imágenes e ideas que son, también o principalmente, las de cierta concepción de la escritura y la lectura. En este sentido, el siguiente artículo se propone trazar las coord...