Camus encuentra en el género trágico un cauce adecuado para su experiencia. Esta experiencia, cuya savia alimenta todos sus frutos literarios, es la del doble rostro de la existencia humana en este mundo. A ella responde como artista, y como hombre, en el perfecto equilibrio del “rechazo” y el “consentimiento”. Cuando decide en 1956 publicar su primer testimonio juvenil, El revés y el derecho, al prologarlo, confirma aquel testimonio y expone su decisión artística. Cambiar la vida, sin cambiar el mundo. Cambiar la miseria, sin cambiar el sol, la belleza, mediante la fórmula de equilibrio de “rechazo” y “consentimiento”.Esta fórmula no podría cuajar de modo acabado sino en el cauce de la tragedia, herencia de los griegos. Para quien revive l...