El epistolario de Hildegarda de Bingen como espacio de hospitalidad

Introducción: La vida de Hildegarda de Bingen (1098 - 1179) transcurrió mayormente en el ámbito monástico benedictino. Confiada a una magistra a la edad de 8 años en el monasterio mixto de San Disibodo, en la región de Renania y habiendo realizado sus votos algunos años después, Hildegarda adoptó un modo de vida regido por el ora et labora, donde la práctica de la hospitalidad era frecuente. Gracias a sus conocimientos en medicina, Hildegarda recibía a muchos enfermos que acudían a la abadía para ser atendidos. Sin embargo, esta no fue la única manera en que ejerció aquella práctica. En su numerosa correspondencia, “recibía” tanto a reconocidos nombres de las esferas políticas y religiosas de su época como a anónimos remitentes, que recurrían a ella para consejo, consuelo o, incluso, para plantear cuestiones teológicas. Y entre estas cartas, hallamos un intercambio epistolar mantenido con Elisabeth de Schönau, una religiosa también de la orden benedictina, que fue priora en un monasterio cercano y que compartía con Hildegarda el don de la visión. En este ir y venir dialógico, donde la joven visionaria le escribía buscando apoyo y contención, observamos en las respuestas que también estaba presente la hospitalidad hildegardiana. Por lo tanto, en primer lugar se presentará brevemente a las dos figuras y se realizará una síntesis del contexto y el contenido de las misivas. A continuación, se dará lugar a una reflexión sobre el aspecto hospitalario que alberga el género epistolar en general y cómo se ve concretado en las cartas de Hildegarda de Bingen