Cuando en el año 1533 de nuestra era, en una lejana ciudad de Rusia llamada Pskov, el igúmeno Filofey escribió su célebre carta al zar Iván IV, donde le manifestaba: "Desearía decir algunas palabras más sobre el Imperio ortodoxo existente de nuestro dominador, él es en la tierra el único zar de los cristianos, el caudillo de la Iglesia apostólica que, en lugar de estar en Roma y en Constantinopla, está en la bendita ciudad de Moscú. La Santa Iglesia Apostólica, la de la tercera Roma, la de tu reino, brilla bajo los cielos mucho más que el sol. Y que tu poder sepa, ¡oh zar bendito!, que todos los reinos de fe cristiana ortodoxa se han fundido en el tuyo; que tú eres bajo los cielos el único zar cristiano. Mira, escucha, ¡oh zar bendito!, est...