Six-Month Hypertension Intervention Study: One Year Follow-up: Estudio de Seis Meses Sobre la Intervención de la Hipertensión

The aim of this study was to assess the long term impact of an educational and monitoring intervention on blood pressure control in patients (n = 80) who had blood pressure >140/90mm Hg in January 1999, and attended the Specialist Hypertension Clinic, the University Hospital of the West Indies. Forty-two of these patients (cases) attended the monthly educational and monitoring intervention for six months, in addition to their usual care. The other 38 (controls) attended only one educational intervention at the end of the six months. One year later, patients were traced by telephone or clinic attendance. Data were collected on 73 (91%) patients, 40 (95%) cases and 33 (87%) controls by clinic records or by direct measurement of blood pressure and weight. Three (7.5%) cases and two (6%) controls had died. One (2.5%) case and five (15%) controls had been referred to renal or cardiac clinics. Twenty-five (59.5%) cases, and 14 (36.8%) controls were still attending the clinic. At the end of the year, 26% (7/27) of the cases and 30% (6/20) of the controls had blood pressure (BP) controlled to 25 kg/m2. These data, though limited, are consistent with reports that the impact of lifestyle interventions in chronic diseases may be short lived. This study suggests that therapeutic lifestyle intervention strategies need to be integrated with the overall management of patients so that the effect may be sustained. El objetivo de este estudio fue evaluar el impacto a largo plazo de una intervención de monitoreo y educación realizada sobre un control de la presión sanguínea a pacientes (n = 80) cuya presión sanguínea era >140/90mm Hg en enero de 1999. Entonces pacientes asisten a la Clínica de la Hipertensión – un centro especializado del Hospital Universitario de West Indies. Cuarenta y dos de estos pacientes (casos) asistieron durante seis meses a la intervención mensual de monitoreo y educación, además de asistir a sus consultas regulares. Los otros 38 pacientes (grupo de control) asistieron sólo a una intervención educativa al final de los seis meses. Un año después, los pacientes fueron localizados por teléfono o en las consultas clínicas a las que asistían. Se reunieron datos de 73 (91%) pacientes – 40 casos (95%) y 33 controles (87 %) – mediante los registros clínicos o a través de mediciones directas de la presión sanguínea y el peso. Tres casos (7.5%) y dos pacientes (6%) pertenecientes al grupo de control, habían muerto. Un caso (2.5%) y cinco controles (15%) habían sido remitidos a clínicas para enfermedades renales o cardíacas. Veinticinco casos (59.5%), y 14 controles (36.8%) estaban asistiendo todavía a la clínica. Al final del año, 26% de los casos (7/27) y 30% de los controles (6/20) tenían la presión sanguínea (PS) controlada en < 140/90mm Hg. Estos valores son comparables al 28% de los casos (11/39) y al 22% de los controles (8/36) correspondientes al final de la intervención de seis meses. Al final de un año, ni los casos ni los controles mostraron cambios medios significantes en PS, peso, ni índice de masa corporal (IMC). No hubo ninguna diferencia significativa entre el IMC medio de los casos, 31.2 kg/m2 y el de los controles, 29.3 kg/m2. Setenta y siete por ciento de los casos (21/27) y el 84.2% de los controles (16/19) tenían IMC >25 kg/m2. Estos datos, aunque limitados, son consistentes con los informes en cuanto a que el impacto de las intervenciones del estilo de vida en las enfermedades crónicas puede ser efímero. Este estudio sugiere que las estrategias de intervención de estilo de vida terapéuticas tienen que ser integradas al tratamiento global de los pacientes para que su efecto sea duradero