Las crisis macroeconómicas estadounidenses posteriores a 1970, cinco en total, indujeron sobre las economías de Argentina y Brasil derrames y consecuencias repetidamente similares: caídas en los niveles de actividad interna, devaluaciones de las monedas locales, incrementos de las tasas de interés internas, mermas en las reservas líquidas y fugas de capitales. Esas crisis poseyeron efectos más desequilibrantes si ambas economías transitaban el inicio o la ruptura de un plan de ajuste o su tramo intermedio de estabilización. Sus efectos se extendieron siempre en el tiempo, al inducir recesiones de mediano plazo e instalar, desde reducciones permanentes en el valor de la moneda estadounidense, la moneda de referencia de ahorros...